Tras unos meses de estancia obligada en Cantabria, y dado que pasado el invierno he empezado a hacerme unos pequeños recorridos por la región, he pensado que puede ser buena idea recoger las mismas en un pequeño blog.
Pero ¿Por qué el título de “exilio en Cantabria”?. Evidentemente del mismo se desprende que mi traslado no es del todo deseado, que, pese a la inmensa (infinita) belleza de esta tierra, desearía permanecer en el lugar al que me siento vinculado, mi provincia, e incluso mi región.
Así, junto a las descripciones de los sitios que voy visitando, intercalaré reflexiones que me vienen a la mente sobre esta tierra, muchas veces comparativas con lo que es, o me gustaría que fuera, la propia. Desde luego, y lo acepto de antemano, serán opiniones subjetivas en las que se cocinará una extraña mezcla de sorpresa agradable ante el descubrimiento de esta tierra tan bella con una envidia no del todo sana, pero espero no herir susceptibilidades. Al fin y al cabo, se trata de dar una visión un poco diferente de una zona que está ampliamente descrita por mucha otra gente.
Tal y como sabrán los lectores de mi otro blog
Tierras de Burgos, siento poco apego por las urbes y zonas masificadas, con lo que habrá escasa referencia a la Capital y grandes localidades, así como a los lugares más turísticos (salvo, si acaso, en periodos de escasa afluencia).
Finalmente, y a la hora de abordar el orden de los posts, me he decidido por un orden cronológico retrotrayéndome a los inicio de mi estancia aquí, de modo que habrá algunos posts atrasados hasta retomar el hilo de la actualidad. En cuanto a la frecuencia, al principio será más o menos alta, hasta agotar la información que tengo recopilada, y luego será más espaciada a medida que vaya visitando nuevos lugares o desarrollando nuevas reflexiones.