martes, 1 de octubre de 2013

Ruta de senderismo: El monte AÁ

Aparte de alguna ruta costera que os he mostrado en los artículos anteriores, este año he podido realizar unas pocas rutas senderistas que os iré describiendo en las próximas semanas; espero que os gusten.

Pese al secular proceso de deforestación y alteración que han sufrido las comarcas más cercanas a la costa cántabra, aún existen muchos ejemplos extraordinarios de bosque autóctono, bastantes de los cuales ya han aparecido en este blog. Uno de los más interesantes es el monte Aá, en el municipio de Ruente, caracterizado por la robustez de sus ejemplares. Además el recorrido por el monte Aá nos da acceso a la sierra del Escudo de Cabuérniga, un interesante balcón sobre la costa occidental.

Dificultad: Alta
Orientación (sin GPS con track o cartografía): fácil
Belleza: Alta
Tiempo y distancia: 5 horas y 21 km

Situación.

Desde Santander se toma la A-8 en dirección a Oviedo. Tomamos la salida de Villanueva de la Peña y seguimos hacia este pueblo cruzando el rio Saja. Cubrimos los 5 km que nos separan del puente de Santa Lucía atravesando el municipio de Mazcuerras. Ya en este puente seguimos la carretera que remonta el Saja y pronto llegamos a Ruente. Tomamos el camino que surge justo después de dejar detrás el pueblo. En sus primeros metros está asfaltado. Dejamos el coche precisamente cuando termina el asfalto, justo después de cruzar el arroyo de Monte Aá.




Puntos de Interés

Arroyo de Monte Aá. Bosques caducifolios. Vistas del municipio de Ruente y la costa occidental.

Descripción de la Ruta

Desde el lugar indicado nacen tres caminos. Tomamos el de más a la izquierda, el más cercano al arroyo que será nuestra referencia en la primera parte del recorrido. Avanzamos en ascenso muy suave por una amplia pista bordeando prados y cabañas más o menos modificadas.

Rechazando todas las derivaciones pronto entramos en una zona de puentes que atraviesan el bello arroyo. En esta zona ignoramos un camino muy amplio que asciende por la ladera izquierda. A partir de aquí la sensación de bosque va aumentando, con un arbolado variado en donde los robles llevan la nota predominante.

Hacia el kilómetro 2 y medio la pendiente va aumentando y pronto llegamos a una primera revuelta (ignoramos un camino secundario que sigue el río) y nos vamos alejando del cauce. Una serie de curvas nos permiten ganar altura sin demasiadas dificultades tras lo cual tenemos un largo tramo hacia el noreste.

Entramos en una zona de árboles especialmente robustos, y precisamente en la revuelta que da fin a este tramo existe una derivación por un evocador sendero de unos 500 metros que nos conduce a un espectacular roble de 12 metros de perímetro en la base. Muy cerca encontramos el haya “el jabalí” y otro antiguo roble aún más emblemático, el Roble Cubilón. Se trataba de un inmenso roble, probablemente milenario, de 15 metros de perímetro en la cepa. Hasta finales de los años 80 permaneció en pie, con su tronco totalmente hueco. Se dice que en su interior cabían dos vacas tudancas y que su fama era tal que Napoleón llevaba una bellota suya engarzada en oro.

De regreso a la pista (también se puede dejar la derivación para el regreso) seguimos avanzando en un largo tramo en el que la pendiente se suaviza hasta casi desaparecer. Este tramo termina en un cruce en el que se ha de seguir hacia la derecha, dejando la pista principal, aunque el que seguimos sigue estando perfectamente definido. Desde aquí comienza la parte más empinada del ascenso, con un largo tramo que se hace especialmente duro.

Tras el fin de la tortura vemos que el arbolado se va haciendo cada vez menos espeso hasta finalmente desaparecer. Con ello podemos disfrutar de muy buenas vistas del bosque recorrido y de todo el valle del Saja. Continuamos en todo caso ascendiendo hasta llegar a un pequeño rodal donde encontramos otro cruce donde volvemos a desviarnos, esta vez hacia la izquierda. Ello nos permite seguir ascendiendo por la ladera hacia una línea cimera que ya se intuye cercana.

Recorremos el último tramo de camino hasta llegar a un vallado, ya en el cordal de la sierra del Escudo de Cabuérniga. Lo superamos gracias a una escalera destinada a tal efecto y giramos hacia la derecha. Seguimos el cordal, lo cual se hace algo dificultoso debido a las rocas existentes y a un suelo con alto contenido en turba.

Nuestro objetivo es un pico marcado con una cruz. En este tramo tenemos unas vistas muy buenas de la costa occidental, en la que destaca la ría de San Vicente. Lamentablemente el día que yo lo realicé la niebla empezaba a descender y las fotos no quedaron bien. Una vez completada la ascensión, no queda más que afrontar el regreso por el mismo camino.

Comentarios

 Ruta relativamente dura por su longitud y sus 650 metros de desnivel principal. El caminar por pista clara y en general con poco desnivel la hace más llevadera. Por otro lado, con un coche normal podemos avanzar bastante por la pista inicial.

La excursión se puede limitar al acceso a la zona de los árboles singulares, a unos 500 metros de altitud, con lo que se queda en unos 11 kilómetros (ida y vuelta). También se puede volver por otra pista que recorre el otro lado del valle. De hecho este recorrido alternativo es utilizado con frecuencia por los aficionados a la bici de montaña.

Descarga esta descripción en pdf

Track de la ruta (pulsa en el círculo verde para acceder a más información)



Vídeo con imágenes del recorrido


2 comentarios:

  1. Hola, ¿ será el mismo monte que este ?

    http://www.mendikat.net/monte.php?numero=1941

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  2. No. La cima a la que yo llegué es más alta (unos 850 metros) y está más al oeste.

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