viernes, 28 de agosto de 2009

Loredo, Langre y Galizano

Siguiendo con la trayectoria empezada en el anterior post, hoy nos acercamos a algunas playas más.
En primer lugar, la playa de Loredo, que tiene asociado un sistema dunar que se pretende proteger. Desde aquí siguen viéndose bonitas imágenes de Santander. En realidad, la playa de Langre es una continuación de la de Somo.

Unos kilómetros más al este, la agreste playa de Langre, incluida a veces entre las más bonitas del cantábrico (supongo que porque conserva su aspecto natural y no tiene urbanizaciones alrededor).

Y para terminar por hoy, la pequeña ensenada de Galizano, que se forma en la desembocadura del arroyo Herrera.

jueves, 27 de agosto de 2009

Agüero, Pedreña y Somo

Cambiamos de zona para acercarnos a la costa del oriente de Santander. Pero antes hacemos una paradita en el castillo de los Agüero, del siglo XIV, situado en la localidad homónima.
Enfrente del castillo se encuentra una casona de la misma familia, aunque ya del siglo XVII (hoy en venta).

En Pedreña, aparte de sus afamadas almejas, podremos disfrutar de unas excelentes vistas en primera fila de Santander y de la península de la Magdalena.


Y en Somo, además de vistas muy similares, de una larguísima playa muy utilizada por los practicantes de surf.

Teniendo en cuenta que los visité un día de entre-semana de primavera, el lugar estaba muy tranquilo y bonito.

miércoles, 26 de agosto de 2009

El alto Pisueña

Muy cerca de Selaya podemos realizar una breve ruta de senderismo (en realidad es más bien un paseo, salvo quizas porque el sendero presenta cierta complicación en cuanto a barro y agua) por la zona cercana al nacimiento del Pisueña.
Se trata de un recorrido de menos de 5 kilómetros (entre ida y vuelta) que no implica nigún esfuerzo y que nos permite disfrutar del recorrido del riachuelo y de un entorno ganadero todavía bien conservado.

Para acceder al punto de inicio hemos de tomar la carretera que desde Selaya conduce a Vega de pas a través del alto de la Braguía. Nada más abandonar el núcleo de Selaya encontramos el carreteril que nos lleva a Pisueña. Aunque este último lugar no tiene un centro definido, al cabo de unos 3 kilómetros de avance llegamos a un pequeño ensanchamiento de la carretera, justo antes de un puente, y en el que podemos ver unos paneles explicativos de la ruta, señalada como de pequeño recorrido.

Para empezar debemos buscar las casas de la izquierda según se mira hacia los paneles, salvando unas escaleras que nos conducen a una pequeña iglesia recientemente restaurada. Entre la iglesia y las casas inferiores parte un sendero poco definido que hemos de seguir y que se introduce decididamente en un prado.

Lamentablemente olvidé redactar una descripción detallada de la ruta antes de olvidar los aspectos más concretos. Como regla general, además de buscar las marcas, hemos de tener en cuenta que el sendero nunca se aleja más de 100 metros del cauce y que hemos de atravesar en varias ocasiones tanto el centro de prados como el propio río.

Para quien disponga de GPS, aquí está la ruta colgada en wikiloc.


Durante el avance disfrutaremos de los prados, las cabañas (la mayoría semiabandonadas) y el río y bosque de ribera. De fondo observaremos los picones de Sopeña, que forman el marco de nacimiento de este rio. He aquí algunas imágenes.

En el último tramo, merece asomarse al curso del rio ya que abundan los pequeños saltos.


Al cabo de algo más de 2 kilómetros llegamos a un punto conocido como "La Garma", caracterizado por empinadas laderas piramidales herbosas. Podemos avanzar algunos metros más hasta la base de estas laderas, antes de emprender el camino de vuelta, que se realiza por el mismo camino.

Si nos convienen los horarios y fechas, podemos apuntarnos a las rutas guiadas gratuitas y sin inscripción previa, que realiza la red Cántabra de Desarrollo Rural. Entre otras se incluye esta ruta.

martes, 25 de agosto de 2009

Selaya

Un poco más al sur de Villacarriedo encontramos la Villa de Selaya, una de las tres villas pasiegas y centro neurálgico de la actividad comarcal.

Precisamente este carácter le ha hecho perder la mayor parte de su carácter rural en favor de la construcción de bloques de pisos de nula personalidad. Aquí os cuelgo una imagen rescatada de uno de los lugares de cierto encanto. La bolera rodeada por grandes ejemplares de plátano y en segundo plano uno de los grandes palacetes que aún existen.


Para recuperar el espíritu del sitio, es recomendable alejarse unos kilómetros hacia el este en dirección al afamado santuario de Nuestra Señora de Valvanuz, centro espiritual de la zona, como se demuestra en la concurrida romería que tiene lugar en el lugar cada 15 de agosto.

En todo caso, si no por lo visual, merece la pena acercarse a la localidad al menos para adquirir los famosos sobaos y quesadas (especialmente en Casa "El Macho") o la menos conocida carne de ternera de muy buena calidad.

viernes, 21 de agosto de 2009

Villacarriedo

Desde el municipio de Sarón podemos adentarnos en el curso medio y alto del Pisueña. Este rio tiene un trazado muy corto ya que su cuenca empieza antes del límite con la provincia de Burgos, en los picones de Sopeña, y acaba siendo tributario del Pas al cabo de unos 40 kilómetros. Os pongo fotos de alguno de los lugares más interesantes.

En Bárcena de Carriedo podemos contemplar un excelente roble junto a su iglesia, que queda un tanto empequeñecida por el mismo.


En Villacarriedo, lo más destacable es sin duda el impresionante palacio Barroco de Soñanes, hoy establecimiento hostelero.
En la pequeña finca que rodea al Palacio, se pueden ver interesantes Tejos y sobre todo una gran magnolia que oculta parte de la fachada principal.
Al lado del palacio se observa el antiguo Colegio de los Escolapios y un bloque de bonitas casas montañesas.
Siendo como soy, no podía abandonar Villacarriedo sin contemplar la agonizante, pero aún imponente Cajigona.

jueves, 20 de agosto de 2009

Los Bolos en Cantabria

Una de las cosas que más puede llamar la atención al residente foráneo es la gran afición que existe en esta tierra por los bolos: noticias en prensa y radio, multitud de campeonatos y ligas, torneos especiales durante las festividades, escuelas para jóvenes...dan fe de la gran movilización que genera esta práctica.

Probablemente lo que más llame la atención es la gran cantidad de chavales que lo practican. Es raro pasear junto a una bolera con buen tiempo y no ver a gente, especialmente niños, jugando a los bolos.

Como las reglas me parecen un tanto complejas como para aprenderlas sólo para escribirlas aquí, os enlazo a un artículo de la Wikipedia por si queréis profundizar algo más.

miércoles, 19 de agosto de 2009

La ermita y monte de Carceña

Antes de continuar nuestro periplo hacia el oeste retrocedemos un tanto hacia nuestra zona de partida hasta el monte Carceña, situado entre los municipios de Santa María de Cayón, Castañeda y Villaescusa.

Aproximadamente a un kilómetros desde la localidad de La Penilla, y a unos 300 metros de altitud se localiza la minúscula ermita de San miguel de Carceña, en un agradable paraje desde cuyas cercanías puede contemplarse incluso el mar.



Esta ermita lleva aparejada su leyenda, segun la cual dos pastores se extrañaron de un toro que escarbaba insistentemente en un lugar. Al acercarse descubrieron enterrado una imagen de San Miguel, supuestamente enterrado por los cristianos que huían de la invasión agarena.

A raiz del hecho se decidió levantar un templo decicado al arcángel, pero en un lugar más adecuado al acceso de los creyentes. No obstante, y una vez empezada la construcción, insistentemente los materiales desaparecían y volvían a aparecer en el lugar de la aparición original, lo que definitivamente fue tomado por un signo de que allí era donde debía edificarse la ermita. Como vemos, una leyenda similar a la extendida por otros lugares.

El edificio ha sido objeto de una reciente restauración, así lucía hace algunos años.


Con todo, el propio monte lleva asociada una tradición aún más interesante. Aunque cueste creerlo, estos montes que hoy son pago casi exclusivo del invasor eucalipto, fueron hace cientos de años soporte de extensos robledales, que fueron usados masivamente para la construcción de buques.
Cuenta la tradición que en 1248, durante el asalto a la cuidad de Sevilla desde el Guadalquivir, era paso fundamental la rotura de las cadenas que cerraban el acceso a la ciudad. La nao capitana, gobernada por el Almirante Bonifaz (por cierto, de origen disputado entre Cantabria y Burgos) fracasó en su intento de destrozar la barrera.
Como última tentativa, se lanzó a la nave Carceña, llamada así precisamente por estar construida con madera de estos bosques, a toda velocidad contra el encadenado, que no fue capaz de resistir ante tal embate, tal era la calidad del roble extraido de estas tierras.
Nada o casi nada queda ya de esto, salvo la memoria. De hecho, un buen trecho del monte Carceña parece que va a acabar convirtiendose en vertedero de residuos inertes.
Acceso tanto desde La Cueva, como desde La Penilla:

martes, 18 de agosto de 2009

La finca del Marques de Valdecilla

En el pueblo de Valdecilla, prácticamente anexo al de Solares, se descubre esta interesante finca, pago del Marques de Valdecilla, conocido mecenas local de, entre otros lugares, el Palacio de la Magdalena y sobre todo el renombrado hospital que lleva su nombre.
La finca está parcialmente abierta al público, al ser de propiedad municipal, y llevarse a cabo prolongadas obras de mejora y adecuación del lugar. Tras una gran portalada, trasladada desde Penagos, se accede a un espacio (ver plano) en el que se pueden contemplar diversos edificios, jardines, estatuas y árboles de gran porte, entre los que merecen destacarse sequoyas y robles americanos.