Muy cerca de Selaya podemos realizar una breve ruta de senderismo (en realidad es más bien un paseo, salvo quizas porque el sendero presenta cierta complicación en cuanto a barro y agua) por la zona cercana al nacimiento del Pisueña.
Se trata de un recorrido de menos de 5 kilómetros (entre ida y vuelta) que no implica nigún esfuerzo y que nos permite disfrutar del recorrido del riachuelo y de un entorno ganadero todavía bien conservado.
Para acceder al punto de inicio hemos de tomar la carretera que desde Selaya conduce a Vega de pas a través del alto de la Braguía. Nada más abandonar el núcleo de Selaya encontramos el carreteril que nos lleva a Pisueña. Aunque este último lugar no tiene un centro definido, al cabo de unos 3 kilómetros de avance llegamos a un pequeño ensanchamiento de la carretera, justo antes de un puente, y en el que podemos ver unos paneles explicativos de la ruta, señalada como de pequeño recorrido.
Para empezar debemos buscar las casas de la izquierda según se mira hacia los paneles, salvando unas escaleras que nos conducen a una pequeña iglesia recientemente restaurada. Entre la iglesia y las casas inferiores parte un sendero poco definido que hemos de seguir y que se introduce decididamente en un prado.
Lamentablemente olvidé redactar una descripción detallada de la ruta antes de olvidar los aspectos más concretos. Como regla general, además de buscar las marcas, hemos de tener en cuenta que el sendero nunca se aleja más de 100 metros del cauce y que hemos de atravesar en varias ocasiones tanto el centro de prados como el propio río.
Se trata de un recorrido de menos de 5 kilómetros (entre ida y vuelta) que no implica nigún esfuerzo y que nos permite disfrutar del recorrido del riachuelo y de un entorno ganadero todavía bien conservado.
Para acceder al punto de inicio hemos de tomar la carretera que desde Selaya conduce a Vega de pas a través del alto de la Braguía. Nada más abandonar el núcleo de Selaya encontramos el carreteril que nos lleva a Pisueña. Aunque este último lugar no tiene un centro definido, al cabo de unos 3 kilómetros de avance llegamos a un pequeño ensanchamiento de la carretera, justo antes de un puente, y en el que podemos ver unos paneles explicativos de la ruta, señalada como de pequeño recorrido.
Para empezar debemos buscar las casas de la izquierda según se mira hacia los paneles, salvando unas escaleras que nos conducen a una pequeña iglesia recientemente restaurada. Entre la iglesia y las casas inferiores parte un sendero poco definido que hemos de seguir y que se introduce decididamente en un prado.
Lamentablemente olvidé redactar una descripción detallada de la ruta antes de olvidar los aspectos más concretos. Como regla general, además de buscar las marcas, hemos de tener en cuenta que el sendero nunca se aleja más de 100 metros del cauce y que hemos de atravesar en varias ocasiones tanto el centro de prados como el propio río.
Para quien disponga de GPS, aquí está la ruta colgada en wikiloc.
Durante el avance disfrutaremos de los prados, las cabañas (la mayoría semiabandonadas) y el río y bosque de ribera. De fondo observaremos los picones de Sopeña, que forman el marco de nacimiento de este rio. He aquí algunas imágenes.
En el último tramo, merece asomarse al curso del rio ya que abundan los pequeños saltos.
Al cabo de algo más de 2 kilómetros llegamos a un punto conocido como "La Garma", caracterizado por empinadas laderas piramidales herbosas. Podemos avanzar algunos metros más hasta la base de estas laderas, antes de emprender el camino de vuelta, que se realiza por el mismo camino.
Si nos convienen los horarios y fechas, podemos apuntarnos a las rutas guiadas gratuitas y sin inscripción previa, que realiza la red Cántabra de Desarrollo Rural. Entre otras se incluye esta ruta.
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