jueves, 19 de agosto de 2010

Ruta de senderismo: Circular del embalse de Ebro a Montesclaros

En esta ruta podremos contemplar el entorno del valle del Ebro que trascurre entre el embalse del Ebro y el santuario de Nuestra señora de Montesclaros, lugar de centenaria devoción “valluca”.

Dificultad: Alta (por la longitud)
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Fácil (algo más compleja en el tramo que aquí se sugiere como camino de ida).
Belleza: Normal
Tiempo: 6 horas y media (26 km).

Situación.

Desde Santander lo mejor es tomar la A-67 hasta la salida sur de Reinosa, y desde aquí tomar la carretera que bordea el sur del embalse: Bolmir, Arroyo, Las Rozas. Pasado Renedo y poco antes de llegar a Llano, tomamos un camino (los primeros metros están asfaltados), subimos unos 20 metros y aparcamos el coche. También se puede acceder por la N-623 pasando por Arija.

Puntos de Interés

Bosquetes de robles y hayas, especialmente el de Hijedo. Praderías de la parte inicial. Vistas sobre el embalse. Vistas sobre el Monasterio. Sendero de ascenso al monasterio. Monasterio. Vistas del valle del Ebro.

Descripción de la Ruta
Empezamos a caminar por el camino, bastante ancho cruzando un paso canadiense. A nuestra espalda dejamos el embalse y vemos como justo en este punto transcurre la vía del ferrocarril de vía estrecha Bilbao-La Robla. De frente observamos a la izquierda un bosque bastante poblado (por el que regresaremos) mientras que a la izquierda encontramos prados sin poner en valor.



Cruzamos una alambrada gracias a una escalera diseñada a tal efecto y casi enseguida tomamos la senda que deja el camino naciendo a la derecha (indicado por estacas). Este sendero, que es más bien un cortafuegos, asciende bruscamente, dejando el bosque a la izquierda.




Cuando llevamos algo más de un kilómetro dejamos este sendero, siguiendo las indicaciones, para buscar un camino herboso que nace a nuestra derecha. Cien metros después debemos prestar atención al pequeño cruce, tomando la opción que hacia la izquierda busca la cima de lo que parece ser una pequeña loma.

Al llegar a ese punto vemos que en realidad hay que seguir ascendiendo, suavemente eso sí. Cruzamos una nueva portilla con escalera habilitada a tal efecto y avanzamos dejando una alambrada a nuestra derecha para al poco desviarnos un poco a la izquierda buscando una nueva loma, en lo alto de la cual se aprecia un pequeño panel explicativo.

En efecto se trata de un panel explicativo en el que se describen las principales cumbres de la zona. Pero hemos de seguir caminando por este sendero entre la hierba que no siempre se ve con facilidad. Ante la duda, avanzaremos por la parte más alta hasta alcanzar un vértice geodésico a 1080 metro de altitud, en la cima conocida como La Cabaña de Tomasuco, a los 3,5 km de recorrido. Este será el punto más alto del recorrido.



Nada más dejar atrás esta pequeña cima hemos de tomar el camino que a la derecha busca un pinar de repoblación. Antes de llegar al mismo cruzamos una portilla y entre las opciones seguimos la central, de cara, atravesando el pinar.

Tras algo menos de un kilómetro de descenso entre los pinos llegamos a un nuevo cruce en el que tomaremos esta vez el camino de la derecha. Seguimos por el pinar en el que logran crecer algunos ejemplares de vegetación autóctona (por ejemplo acebos).

El camino traza algunas curvas en sentido descendente. Tras pasar junto a algunos ejemplares curiosos de coníferas (podrían ser Tuyas) llega, a los 6 kilómetros de recorrido, a una puerta metálica. Las marcas de pintura indican que la crucemos, pero podemos ganar bastante tiempo y espacio tomando la senda que desciende junto al vallado, para lo cual deberemos cruzar otra portilla de alambre y, al acabar este tramo unos 600 metros después, una nueva portilla.



Tras dejar esta segunda portilla atrás tomamos dos cruces consecutivos a la izquierda. Tras el segundo nos incorporamos a una especie de cortafuegos que desciende muy bruscamente, cruza un arroyo por un puente, y asciende igualmente de forma muy acusada.

En realidad, tal y como hemos comprobado por la señalización, nos hemos incorporado a un tramo del sendero de Largo recorrido del Ebro (GR-99), señalados por estacas culminadas de color rojo.

Llegamos con algo de esfuerzo al final del repecho y seguimos las indicaciones del GR-99, lo que nos lleva a tomar un camino a la derecha al alcanzar una zona arbolada. Al poco aparece bajo nosotros la localidad de Bustasur. Con un poco de atención, en el arbolado monte de la derecha habremos podido vislumbrar el monasterio de Montes Claros.


Alcanzamos las primeras casas de Bustasur a los 9 kilómetros de recorrido. Seguimos la calle que recorre su alargado caserío por su parte alta y desciende finalmente a la carretera que da acceso a este lugar, justo a la altura de una casa con un cartel rememorando el nombre del pueblo. Casi enfrente encontramos la humilde iglesia románica del pueblo.


Seguimos la carretera hacia la derecha, pero unos 50 metros más adelante, antes de una curva, tomamos un amplio camino a la derecha que alcanza el borde del río muy rápidamente.

Cruzamos el río Ebro por un ancho puente de cemento y enseguida buscaremos un sendero que se interna en el bosque hacia la derecha, con una señal indicativa. Avanzamos por uno de los tramos más interesantes del recorrido. Un sendero que asciende por esta ladera cubierta de robles y hayas, llevamos 10 kilómetros de recorrido.




Tras un tramo de unos 500 metros llegamos a un camino más ancho que seguiremos hacia la derecha, tal y como nos indica un nuevo cartel. Al poco llegamos al apeadero de Montesclaros, punto en el que volvemos a cruzar el trazado del ferrocarril.



Desde aquí seguiremos la pista asfaltada que comunica el apeadero con el Monasterio, que alcanzamos tras un kilómetro más. De este monesterio ya hablamos hace unos cuantos posts.


Tras visitar el monasterio descendemos por el mismo camino hasta Bustasur pero al llegar a la carretera seguiremos la misma hacia la derecha, en dirección sur y paralelos al Ebro. Ascendemos con cierta facilidad siguiendo el asfalto y bajo nosotros podemos disfrutar de los paisajes y el propio cauce del río.



A los dos kilómetros nos alejamos definitivamente del cauce del río, siguiendo el valle formado por un arroyo secundario. Bajamos unas decenas de menos y unos tres 3 km desde Bustasur (18 kilómetros de recorrido total) alcanzamos el propio cauce de este arroyo denominado Cuestallomo.


En este punto nace un ancho camino a la izquierda que tomaremos tras pasar una verja de acceso. El camino, sin solución de continuidad, se interna en el monte de Cuestallomo, otra gran mancha de roble, discurriendo paralelo al cauce del arroyo del mismo nombre, que suena a nuestra derecha.


Son casi dos kilómetros de avance por este bosque, siempre de manera ascendente pero muy llevadera. En la parte más alta los pinos recuperan el dominio del paisaje. Al final del tramo el camino traza una amplia curva a la izquierda (ignoramos un camino que se incorpora por nuestra derecha), justo en una zona mucho más despejada de vegetación (parece haber sido pasto de un reciente incendio) en donde crecen aquí y allá grupos de pinos.

Unos 500 metros después de la curva alcanzamos el punto más alto del recorrido de regreso, a unos 980 metros de altitud, justo aquí llegamos a una bifurcación en la que escogemos el camino de la derecha.


Desde aquí durante un buen tiempo el recorrido se hace bastante monótono. Caminamos en sentido generalmente descendente mientras el paisaje aparece un tanto degradado, escaso de vegetación con los pequeños macizos rocosos que salpican el panorama. Mientras caminamos podemos especular sobre la posibilidad de que el actual monte Hijedo, que está a unos 4 kilómetros en dirección sureste, pudiese extenderse en el pasado por todas estas laderas. Cerrando el paisaje por el norte las lomas que hemos recorrido en el camino de ida.

Serán casi tres kilómetros desde el cruce señalado hasta que por fin alcancemos un nuevo bosque que, al hilo de lo anterior, se conoce también como Monte Hijedo. Hasta aquí seguiremos siempre el camino principal y el único punto de atención puede ser un camino a la derecha que debemos evitar al poco de superar una portilla.

Una vez en el bosque volvemos a disfrutar de los colores y sonidos del bosque durante aproximadamente dos kilómetros. Al poco de terminarse este tramo llegamos al punto en el que nos separamos del camino principal, al inicio de la jornada. Tal solo unos centenares de metros nos separan de nuestro vehículo.


Comentarios
La ruta de regreso coincide con el sendero PRS-33 (p PRS-1, depende de la documentación que se maneje), salvo que éste está pensado para hacerse en un único sentido y comienza junto a la iglesia de Llano (junto a la que crecen dos robustos ejemplares de haya y tejo). Con nuestra maniobra nos ahorramos aproximadamente 1 kilómetro de ida y otro de vuelta, evitando por otro lado avanzar por esta carretera.

El recorrido de ida son 12 kilómetros y el de vuelta 14, si bien este último se hace más cómodo al transitar por caminos mejores y más tendidos y alcanzar una cota de menor altitud. Creo que la descrita es la mejor forma de trazar el recorrido circular.

En este recorrido hemos de superar numerosas portillas. Debemos recordar siempre volver a cerrarlas tras superarlas, a nos ser que, estando abiertas, sea evidente que han sido abiertas por los ganaderos y no dejadas abiertas por descuido por otros andarines.

Es una buena opción establecer la hora de partida de manera que el momento de la comida coincida con la llegada a Montesclaros. Una vez allí tenemos tres opciones. Comer el los prados o mesas existentes, acudir a un bar al que nos dejarán acceder con nuestra propia comida si hacemos una consumición o comer directamente (una comida muy frugal pero suficiente) en el edificio de la hostería.

Una opción más cómoda, pero un tanto arriesgada, es intentar coordinarse con los horarios del tren de manera que podamos tomarle, bien en Renedo, bien en Montesclaros, reduciendo a la mitad el recorrido a andar. (ver pagina web de FEVE).
Track de la ruta:



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