Cabezón de la Sal es una localidad de tamaño razonable, puerta de entrada al precioso valle del Saja. Además, el lugar presenta un simbolismo considerable dentro del espíritu regional cántabro, pues desde aquí se impulsó buena parte del proceso autonómico.
Pero como ya hay narradores que glosen las grandes historias, aquí en este blog sólo os voy a mostrar los principales árboles singulares del pueblo; empezando por las monumentales sequoyas que crecen en el exterior de un instituto.
Y terminando con este espectacular ejemplar de plátano que crece en el jardín externo a la casa de Cultura.
Otras imágenes del Jardín y del propio edificio.
En realidad esta finca fue donada por la familia Gómez-Acebo al Ayuntamiento hace ya unas cuantas décadas.
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