jueves, 14 de mayo de 2009

Pasta a raudales

Pues sí, otra de las cosas que llama la atención cuando se vive aquí un tiempo es la cantidad de pasta que hay (en comparación con lo propio lógicamente). Y no me refiero a las supercasas del sardinero ni a casas de indianos de ensueño restauradas por un puñado de ricos.

Es que aquí, aunque hablando con la gente no lo parezca, hay pasta a raduales. ¿De donde si no se entiende que haya ese sinfín de casas solariegas y superchalets (aún más teniendo en cuenta que muchas son sólo segunda residencia)?. Pero tal vez llama aún más la atención la abundancia en lo público, especialmente en el Gobierno regional: centros de interpretación, arreglo de carreteras, adecentamiento de lugares, subvenciones para un montón de cosas, apoyo a instutuciones como correos o la Guardia civil (que no dependen de ellos), aportaciones millonarias para proyectos empresariales, reparto de materiales gratuito... en fin una porrada de cosas.

¿De donde sale tanto dinero? ¿Es suficiente el turismo para explicar esta diferencia? ¿Será por Botín?¿será que la administración al ser más pequeña es más eficiente?. No sé, pero no se me ocurre otra razón.

4 comentarios:

  1. La foto de la cabecera del blog lo dice todo, por si la peña que desfasa no se ha fijado.

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  2. Sí. Tengo reservado un post para comentar esta foto.

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  3. No creo que seamos más ricos... creo que al contraste con Castilla y León, la densidad de población elevada (110 hab/Km2) hace que se concentre más dinero y que su uso sea más eficiente.
    Acércate a Euskal Herria si no... yo tengo la misma sensación que tu, pero es que Euskadi es muy rica y la población está aún mucho más concentrada.

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  4. Hombre. Pasados dos años desde que escribí esto igual ahora lo matizaría un poco. Hay que ver ahora con el cambio de gobierno sí lo que han hecho es vender las joyas de la abuela. Lo que está claro es que comparados con los vascos perdemos todos. En todo caso no hablo de que todos los cántabros sean ricos, sino muchos ejemplos que se ven en la iniciativa privada y la alegría con que se ha invertido en la cosa pública.

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