Lo primero, es que el clima es muy cambiante, en pocas horas puedes pasar de un sol expléndido a un cielo cuebierto y luego otra vez a despejarse, o de un viento frío (helador no, eso sí que no) a una calma casi absoluta.
Por otro lado, hay como microislas en las que puede hacer un tiempo diferente. Por ejemplo, es bastante frecuente que la costa esté despejada y el interior cubierto y con lluvia. Especialmente si sopla viento sur o suroeste (un viento, el sur, temido por estos lares desde el pavoroso incendio de Santander del año 1941). En general, son bastantes los días que en la costa cántabra hace relativamente bueno y en el centro de la península no.
Otra cosa es que a partir del mes de abril el sol es un factor importantísimo en la temperatura. Es casi imposible que haciendo sol haga mala temperatura a partir de este mes (cosa que ocurre, y mucho, en Burgos); eso si, en cuanto vienen las nubes vuelve a sentirse el fresco.
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