No es fácil llegar; en primer lugar hemos de localizar el carreteril que sube a Bostronizo, desde la carretera Arenas de Iguña-San Vicente de Toranzo y, una vez atravesado este pueblo, seguir el camino que aparece no acabarse nunca (son 3,5 kilómetros) hasta la ermita, auténtica joya altomedieval.
En los últimos metros nos vemos inmersos en un pequeño robledal y, justo en el centro, en un bucólico paraje y muchas veces acompañados por las vacas, está la armoniosa figura de la pequeña ermita, datada en el siglo X.
Al acercarnos lo primero que descubrimos son sarcófagos que podrían datarse en la misma época, y un característico arco de herradura en la portada.
Lo único que reompe la sobriedad exterior son los modillones de los canecillos, con temática geométrica que se muestra en armonía con las cercanas hojas de los árboles.
es un lugar muy acogedor y donde se respira reposo recomendado para pasar el dia
ResponderEliminarEs cierto. Gracias por tu aportación.
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