Desde el valle de Buelna el Besaya vuelve a internarse en un desfiladero, justo coincidiendo con el manantial de aguas termales que da nombre al Balneario de Las Caldas del Besaya.
El edificio, pegado a la carretera, muestra un aspecto bastante caduco aunque por lo que sé sigue en funcionamiento. Contribuye a la mala impresión la existencia de una enorme cantera justo al otro lado del río.
En un punto algo más elevado y por ello algo más aliviado del ruido y polvo de la cantera se encuentra el santuario barroco de la Virgen de Caldas, que os pongo en la imagen y al que acompaña un excelente ejemplar de magnolio.
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