Esta localidad, famosa por sus encierros, guarda un núcleo urbano relativamente interesante, pero en mi visita únicamente me detuve a contemplar el palacio de Espina, en el barrio de La Bárcena.
Lo más característico del palacio es su portalada, en la que figuran dos personajes u "hombrones" portadores de porras y vestidos a la romana.
Esta casa fue de un excéntrico personaje del siglo XVIII, don Juan de Espina, con fama de hechicero, y que en realidad no era más que un entusiasta coleccionista de todas las cosas notables y curiosas: Cuadros, libros, artificios mecánicos, pájaros...
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