viernes, 2 de octubre de 2009

Ruta de senderismo: Circular al monte Cerredo

Ascendemos hoy a la tercera de las cumbres emblemáticas de la costa oriental. La más alta aunque probablemente la menos conocida. Vayan de antemano mis disculpas por la poca definición de las fotos, pero no siempre se puede escoger el día...


Dificultad: Media
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Difícil
Belleza: Normal
Tiempo: 4 horas (11 kilómetros)


Situación.
Llegaremos circulando por la A-8 hasta la salida la salida, Islares/Cerdigo, seguir por la N-634 en dirección Castro Urdiales, se alcanza Allendelagua en unos 3 km, debiendo pasar por debajo de la autovía para acceder a dicho pueblo.

Puntos de Interés

Vistas sobre el mar y Castro Urdiales. Vistas sobre la Cordillera y el Candina.

Descripción de la Ruta
Estamos ante la ascensión de unos de los tres montes emblematicos (junto con el Candina y Buciero) de la costa oriental cántabra, si bien este es el más alto (casi 650 metros) y por ello el ofrece panorámicas más extensas, especialmente sobre los otros y sobre las montañas del interior. A ello hay que sumar el hecho de que esté a poco más de 1 km en línea recta de la costa (600 metros por debajo).

Aparcamos el coche en Allendelagua (es mejor no complicarse y dejarlo a la entrada, donde hay un cartel descriptivo de la ruta) y tomamos la calle principal, con cierta tendencia a la derecha y que podremos identificar por un cartel de calle sin salida situado a mitad de la misma.

Unos 100 metros después de dicho cartel, acabadas las casas, nos encontramos un cartel que nos insta a empezar la ascensión por una empinada loma que aparece a nuestra izquierda, tras una valla. Accedemos a esta loma, de perfil calizo y ocupado por ovejas y ascendemos por la misma sin referencias claras (en todo caso unas rocas algo más marcadas a nuestra derecha, que deberemos dejar en todo momento a unos 50 metros de distancia).
Tras unos 200 metros de importante ascenso llegamos a una pequeña dolina, acompañados de un encinar bastante abierto. Tras superar la dolina nos cruzamos con un camino más marcado. Desde aquí tenemos dos opciones: si giramos hacia la izquierda podremos acercarnos hacia la peña en la que se encuentran los restos del castillo de San Antón, y desde los que se divisan unas amplias panorámicas de Castro Urdiales, desde aquí deberemos retroceder un poco y tomar un nuevo camino que asciende por el monte. Si no nos interesa la anterior opción, podemos ganar tiempo tomando una senda que aparece enfrente nuestro, al otro lado del camino.

En cualquiera de las dos opciones terminamos en un camino que asciende casi de espaldas al mar. Poco después se nos incorpora otro camino por la derecha (que también asciende desde Allendelagua) y en seguida tomaremos otra senda que hacia la derecha asciende decidida hacia lo alto del monte. El paisaje que nos acompaña es de amplias brañas.

Rechazando todos los caminos, incluso aquellos que parecen más importantes, que nos hagan cambiar de dirección, alcanzamos desde la senda un camino de mucha mayor entidad que asciende hacia lo alto de una torre de telecomunicaciones, dejando a la izquierda un pinar.

Tras un recorrido de aproximadamente un kilómetro por este nuevo camino vemos que desde el mismo nace una empinada senda que ataca decididamente el acceso al repetidor. Desde aquí lo ideal es descubrir, apenas unos 100 metros antes de este camino, una senda que nace transversalmente a la derecha y que nos conduce, por la parte inferior de unos pinos aislados, hasta la base del macizo calizo del Cerredo. Si no logramos identificar esta senda, podemos ascender hasta las cercanías de la torre de Telecomunicaciones, girar hacia la derecha y tomar el cordal que nos lleva también a la base del Cerredo. Esta segunda opción es más fácil de identificar, pero nos obliga a hacer algunos metros más de recorrido y de ascensión.

Una vez en la base de la mole del Cerredo, debemos prestar atención para identificar la forma más fácil de ascender, que no es tan fácil como parece. Por lo que pude ver, una opción plausible es bordearlo hasta situarse en la vertiente este/sureste, desde aquí podremos afrontar la primera parte de la ascensión todavía entre praderías. Con un poco de atención podremos identificar los montoncitos de piedras y señales de pintura amarilla y roja que nos ayudarán a localizar la forma de ascender los últimos metros.
Desde el alto, ocupado por un vértice geodésico y varios buzones montañeros, tenemos unas vistas espléndidas en los 360 grados: el Candina, el mar, Castro-Urdiales y los valles y montañas orientales.

La opción más sencilla para el regreso es sin duda desandar lo andado, pero es factible realizar una ruta circular con ciertos riesgos de desorientación y, si se pierde el sendero, de obligación de andar entre espinosos y altos brezos. En todo caso trato de dar unas pautas para el regreso.

Volvemos al punto en el que hemos afrontado el ascenso a la mole final del Cerredo. Vemos a nuestra izquierda y unas decenas de metros por debajo, una gran peña separada del macizo principal y lo que parece ser una el final de una senda que pasa por su parte superior a la otra vertiente. Tomando como referencia este punto, desdendemos un poco más hasta encontrar la senda que hacia la izquierda conduce a este lugar.

Cuando nos encontramos a apenas unas decenas de metros del punto (podemos acercarnos al mismo en busca de nuevas panorámicas del mar) hemos de descubrir una nueva senda que desciende hacia la derecha. Tomamos la misma intentando no perderla aunque nos será un tanto complicado. Como orientación indicaré que realiza varios giros de manera que no se separa del todo de la peña.

Si hemos seguido la senda correcta, esta parece terminar a la altura de una cabaña en ruinas, muy cercana al límite inferior de la roca y junto a una pequeña mancha de robles y hayas. Unas decenas de metros por debajo vemos otra cabaña en ruinas. Tomando como referencia esta última, nos separamos definitivamente de la peña de modo que alcancemos la senda que en la horizontal de la cabaña parece dirigirse a la parte superior de una eucaliptal que aún está un tanto alejado.

Alcanzamos una vaguada por la que discurren dos pequeños cursos de agua. Evitando tomar la senda que desciende hacemos el arco completo de la vaguada siguiendo la senda sin perder altura. Debemos evitar perder la senda pues aquí los arbustos espinosos son tal altos como nosotros.

Cruzamos consecutivamente los dos cursos de agua (en el segundo podremos observar arbolado autóctono compuesto de castaños, abedules, avellanos…) y seguimos avanzando sin variar apenas de altura. Tras cruzar varios arroyos y una última vaguada el camino se hace algo más ancho y los brezos dejan definitivamente de ser un problema.

Al poco alcanzamos un prado completamente cercado. Tras cruzar la segunda portilla, al final del prado, abandonamos el camino más ancho para tomar una senda que continúa por la misma dirección que traíamos, ya en claro descenso.

Apenas 100 metros después llegamos a un cruce de dos caminos relativamente anchos. En lugar de tomar cualquiera de ellos, seguimos en la misma dirección por el prado situado al otro lado de los caminos. En este nuevo prado deberemos aproximarnos a los eucaliptos que crecen a nuestra derecha, para tomar el camino que primero va junto a ellos y que luego bruscamente gira a la derecha para internarse entre los mismos.

Seguiremos siempre la senda principal (en no muy buen estado) en su descenso (en un punto, aproximadamente 1 km después de tomar el camino, deberemos tomar un camino paralelo algo más marcado) hasta llegar a una pradera abierta desde la que se contempla muy cerca el mar. En lugar de progresar por la misma seguimos al camino en un nuevo giro a la derecha. El camino continúa su descenso en zig-zags entre eucaliptos y por momentos parece que va a desaparecer pero al poco salimos del bosque junto a las primeras construcciones de Allendelagua y muy cerca del punto donde iniciamos el recorrido.

Comentarios

Si no tienes GPS o no te puedes descargar la ruta (u otra equivalente) recomiendo no realizar el recorrido circular, y no hacerlo de ninguna manera con niebla ya que es muy fácil la desorientación.

Por el contrario, con receptor GPS es muy fácil subir por el camino “estandar” y puedes intentar el recorrido circular. En el track que he cargado hay alguna parte en la que me equivoqué de rumbo pero es al 90% el correcto.

Aparte de lo anterior, la ruta tiene cierta dificultad por el desnivel a superar (casi 600 metros) y porque perder la senda penaliza en muchos casos con un penoso avance entre rocas o arbustos espinosos.



2 comentarios:

  1. Hola: El castillo al que llamas de san Carlos, no es otro que el llamado de san Antón y para la gente de aqui mas conocido como el castillo de los Templarios.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias. Lo copié de un libro que me sirve de guía para las rutas. De todas maneras ya lo he cambiado.

    ResponderEliminar