Dificultad: Media
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Media
Belleza: Normal
Tiempo: 4 horas (15 KM).
Situación.
Por la autovia A-67 hasta la salida de Santiurde de Reinosa. Tomamos la carretera Nacional en dirección Santiurde (norte) y al cabo de un par de kilómetros alcanzamos dicha localidad. Subimos a la parte alta del pueblo, pasar bajo el ferrocarril, y aparcamos junto a la iglesia, fácilmente distinguible por su tamaño y su color blanco.
Puntos de Interés
Bosque de caducifolias, Barranco de Santiurde, Valles del Besaya y tributarios, Valle del alto Argoza, prados de pasto. Iglesia románica de Rioseco.
Descripción de la Ruta
Ruta agradable por el alto Besaya, alejado de la antropización que sufre kilómetros río abajo. Se conservan bellos parajes rurales y bonitos bosquetes de caducifolias. Esta ruta se corresponde con el sendero de pequeño recorrido PRS-30.
Bosque de caducifolias, Barranco de Santiurde, Valles del Besaya y tributarios, Valle del alto Argoza, prados de pasto. Iglesia románica de Rioseco.
Descripción de la Ruta
Ruta agradable por el alto Besaya, alejado de la antropización que sufre kilómetros río abajo. Se conservan bellos parajes rurales y bonitos bosquetes de caducifolias. Esta ruta se corresponde con el sendero de pequeño recorrido PRS-30.
Desde la iglesia continuamos unos metros ascendiendo por la carretera hasta alcanzar la primera curva a la derecha, en donde vemos una casa con el cartel La Ermita, 42.
Tomamos el camino que nace en este punto pero al cabo de unos 10 metros giramos a la derecha, para avanzar unos 100 metros por un camino poco marcado entre dos muretes de piedra. En este punto giramos a la izquierda para abandonar finalmente la localidad.
En estos primeros metros el camino discurre entre pequeños prados delimitados por muretes de piedra y alambradas. De frente tenemos el viaducto de la autovía y unos metros por debajo el arroyo del barranco Santiurde.
En estos primeros metros el camino discurre entre pequeños prados delimitados por muretes de piedra y alambradas. De frente tenemos el viaducto de la autovía y unos metros por debajo el arroyo del barranco Santiurde.
Cuando llegamos a la altura del viaducto tenemos una primera panorámica del frondoso bosque que cubre la ladera sur del barranco Santiurde. Tras superar casi consecutivamente tres vallas el sendero se introduce decididamente en el bosque de ribera, ya junto al arroyo.
A partir de aquí el recorrido discurre durante aproximadamente medio kilómetro por este cerrado y bello bosque, junto al cantarín riachuelo que hemos de cruzar en varias ocasiones.
En un determinado momento el río baja mucho su caudal y enseguida vemos una cavidad en la parte izquierda, la surgencia de San Martín, que dependiendo de la estación tendrá o no agua. Teniendo esta referencia hemos de retroceder unos metros hasta el otro lado del río, y buscar una senda que asciende por la ladera norte.
A partir de aquí el recorrido discurre durante aproximadamente medio kilómetro por este cerrado y bello bosque, junto al cantarín riachuelo que hemos de cruzar en varias ocasiones.
En un determinado momento el río baja mucho su caudal y enseguida vemos una cavidad en la parte izquierda, la surgencia de San Martín, que dependiendo de la estación tendrá o no agua. Teniendo esta referencia hemos de retroceder unos metros hasta el otro lado del río, y buscar una senda que asciende por la ladera norte.
Esta senda conduce a un tramo despejado de árboles, en donde abundan los helechos. Como es fácil perder el camino pese a las señales amarillas y blancas, la referencia será ascender de manera aproximadamente perpendicular al río, aunque ligeramente hacia la izquierda.
De esta manera llegaremos a una zona algo más llana en la que hemos de detectar unos metros a nuestra derecha la estaca que nos indica la continuación del recorrido.
Desde este punto abordaremos un brusco descenso en dirección a un barranco secundario en el que crecen grandes ejemplares de haya. Esta es una tónica general de la zona, la parte más pronunciada de los barrancos y más cercana a los cursos de agua conserva el arbolado mientras que el resto aparece cubierta de pastos o estratos arbustivos.
Desde este punto abordaremos un brusco descenso en dirección a un barranco secundario en el que crecen grandes ejemplares de haya. Esta es una tónica general de la zona, la parte más pronunciada de los barrancos y más cercana a los cursos de agua conserva el arbolado mientras que el resto aparece cubierta de pastos o estratos arbustivos.
Tras alcanzar la parte más baja el sendero gira hacia la derecha y asciende suavemente hasta tomar un sentido prácticamente opuesto al que hemos seguido por el barranco. Es buen momento para detenerse a contemplar una perspectiva general del mismo.
Avanzando por un tramo de vegetación mucho más escasa y abierta llegamos a un lavadero con fuente de la que podremos beber.
Avanzando por un tramo de vegetación mucho más escasa y abierta llegamos a un lavadero con fuente de la que podremos beber.
En este punto, muy cercano a Santiurde, nos incorporamos a un cruce de caminos mucho más marcados en los que una señalización nos indica que hemos de seguir por la derecha y al poco abandonar el camino recién escogido para tomar otro más difuso también por la derecha.
En definitiva, esta serie de cruces nos permite continuar en la misma dirección que traíamos pero algo más elevados.
Este sendero, que avanza entre praderías naturales, llega a un punto donde traza una amplia curva de casi 180 grados de modo que continuaremos ascendiendo pero esta vez en dirección contraria.
Este sendero, que avanza entre praderías naturales, llega a un punto donde traza una amplia curva de casi 180 grados de modo que continuaremos ascendiendo pero esta vez en dirección contraria.
Tras atravesar una zona en la que el arbolado originario parece estar recuperándose, el camino, que va girando paulatinamente hacia la derecha, nos permite contemplar una vista del cordal de la divisoria Saja-Besaya.
Poco después el camino gira aún más y parece desaparecer en una zona muy abierta. Si prestamos atención, veremos en la loma de enfrente de nosotros una alambrada hacia la que nos dirigiremos aunque no localicemos sendero a tal efecto.
Tras este esfuerzo alcanzamos la alambrada, que como vemos desciende durante varios kilómetros de forma perpendicular al cordal de cumbres. Junto a la misma discurre un camino que tomamos unos centenares de metros en dirección ascendente hasta una zona llana con bellos prados, la braña la Gándara, en los que parece difuminarse. En este punto nos acercamos a la alambrada para localizar una portilla por la que atravesarla.
Ya en el otro lado, vemos la parte alta de la cuenca del arroyo de los Duesos, formada por tres canales, y con un poco de atención el camino que hemos de tomar, unos 50 metros por debajo de la línea de cumbres y atravesando algunas zonas arboladas.
Ya en el otro lado, vemos la parte alta de la cuenca del arroyo de los Duesos, formada por tres canales, y con un poco de atención el camino que hemos de tomar, unos 50 metros por debajo de la línea de cumbres y atravesando algunas zonas arboladas.
Tomamos el camino que nace en este punto y se dirige hacia la zona indicada, aún en ascenso. Durante este tramo podremos tener agradables perspectivas tanto del bosque que crece a nuestros pies como del que crece a los lados del camino, formado por esbeltos ejemplares de haya.
De esta manera y sin demasiadas dificultades, alcanzaremos el collado Pagüenzo, a 1067 metros y punto culminante del recorrido, tras unos 7 kilómetros de recorrido total.
Desde aquí, y al otro lado de una nueva alambrada, podemos tener una perspectiva de la cuenca del rio Argoza, tributario del Besaya, y ya perteneciente al parque natural Saja-Besaya.
En el recorrido de hoy no cruzamos esta alambrada sino que continuamos por el mismo camino que al poco gira a la derecha para iniciar un rápido descenso, esta vez por una ladera despejada.
En el recorrido de hoy no cruzamos esta alambrada sino que continuamos por el mismo camino que al poco gira a la derecha para iniciar un rápido descenso, esta vez por una ladera despejada.
Al cabo de un kilómetro gira hacia el norte y tras atravesar un área algo más arbolada, desde la que la podemos ver el pueblo de Rioseco, llega a una nueva braña desde la que se divisa una nueva cuenca secundaria del Besaya.
Desde aquí, y tras dejar a un lado una charca para el ganado, un nuevo camino desciende hacia la derecha y al poco alcanza una nueva braña a una cota algo inferior. Antes de llegar a esta última pasamos junto a un cartel indicativo de la ruta, punto desde el cual deberemos avanzar por la pradera en sentido descendente hasta localizar una nueva estaca junto a la que ya se dibuja un camino que desciende hacia el pueblo de Rioseco.
Tras varios zigzags se alcanza el fondo del vallejo, y se continúa por el mismo en sentido descendente. A partir de aquí hay varios cruces, que en general implican incorporarse a caminos más marcado, en los cuales no hemos de cambiar de dirección, sirviéndonos como referencia adicional la espadaña de la iglesia.
Alcanzamos el pueblo incorporándonos a su calle principal que deja la interesante iglesia románica un tanto a la izquierda. De este modo alcanzaremos una especie de plazuela en la que muere la carretera de acceso al pueblo y hay un gran pilón con fuente en la que saciar nuestra sed. Habrán sido algo más de 4 kilómetros desde el collado Pagüenzo hasta este punto.
Alcanzamos el pueblo incorporándonos a su calle principal que deja la interesante iglesia románica un tanto a la izquierda. De este modo alcanzaremos una especie de plazuela en la que muere la carretera de acceso al pueblo y hay un gran pilón con fuente en la que saciar nuestra sed. Habrán sido algo más de 4 kilómetros desde el collado Pagüenzo hasta este punto.
Para continuar hemos de seguir esta calle principal hasta abandonar el pueblo (no olvidar acercarse a contemplar la bella iglesia románica) pasando junto a una gran nave ganadera. La calle se transforma en una carretera que constituye un segundo acceso al pueblo. Por tanto a partir de aquí hemos de caminar por la izquierda y con cierta precaución. Avanzamos con rapidez y comodidad por este nuevo tramo hasta las cercanías de la autovía.
Este nuevo trazado ha alterado un tanto la fisonomía de los caminos por lo que hemos de improvisar (para otras alternativa, ver sección de comentarios).
Continuamos por la carretera de forma paralela a la autovía y tras un breve ascenso (en la publicación original se citan los restos de una ermita, que parece haber pasado a mejor vida con al construcción de la infraestructura) alcanzamos una rotonda de incorporación a la misma. En todo caso seguimos de frente por una pista en peor estado y ascendiendo de nuevo hasta alcanzar el viaducto. Punto desde el cual la pista gira a la izquierda para pasar bajo el mismo. Apenas unos metros más adelante llegamos a Santiurde y siguiendo los zig-zags descendentes de la carretera (podemos acortar en alguna calle) llegamos hasta nuestro vehículo.
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Continuamos por la carretera de forma paralela a la autovía y tras un breve ascenso (en la publicación original se citan los restos de una ermita, que parece haber pasado a mejor vida con al construcción de la infraestructura) alcanzamos una rotonda de incorporación a la misma. En todo caso seguimos de frente por una pista en peor estado y ascendiendo de nuevo hasta alcanzar el viaducto. Punto desde el cual la pista gira a la izquierda para pasar bajo el mismo. Apenas unos metros más adelante llegamos a Santiurde y siguiendo los zig-zags descendentes de la carretera (podemos acortar en alguna calle) llegamos hasta nuestro vehículo.
Comentarios
La ruta no presenta dificultades físicas. Se parte casi de 700 metros y la cota superior es de 1070. No hay tramos de fuerte desnivel ascendente, salvo cortas rampas. El tramo más cercano al barranco Santiurde estará casi con seguridad embarrado en algunos sectores y cruzar el río puede representar alguna dificultad.
No debemos confiar en demasía en las marcas de pintura amarilla y blanca, ya que no son demasiado abundantes, aunque la señalización si suele estar situada en puntos estratégicos. Por otro lado, y en caso de presentarse niebla la orientación puede verse dificultada seriamente, pues muchas referencias se toman a larga distancia. En este caso es recomendable no realizar la ruta
No debemos confiar en demasía en las marcas de pintura amarilla y blanca, ya que no son demasiado abundantes, aunque la señalización si suele estar situada en puntos estratégicos. Por otro lado, y en caso de presentarse niebla la orientación puede verse dificultada seriamente, pues muchas referencias se toman a larga distancia. En este caso es recomendable no realizar la ruta
(por otro lado si no podemos ver los paisajes pierde mucho interés).
Para el tramo final, y una vez completado el recorrido creo que puede ser mejor otra opción: Aproximadamente un kilómetro después de abandonar Rioseco vemos dos túneles que pasan bajo la autovía. Es muy probable que tras el segundo de ellos siga el camino que, tras girar a la derecha y pasar bajo otro túnel, conduzca hacia Santiurde sin mayores complicaciones. También
Para el tramo final, y una vez completado el recorrido creo que puede ser mejor otra opción: Aproximadamente un kilómetro después de abandonar Rioseco vemos dos túneles que pasan bajo la autovía. Es muy probable que tras el segundo de ellos siga el camino que, tras girar a la derecha y pasar bajo otro túnel, conduzca hacia Santiurde sin mayores complicaciones. También
es posible que si pasamos bajo el túnel a la altura de la rotonda encontremos una senda que permita incorporarse a este trazado en su tramo final. En todo caso, no creo que la diferencia entre una opción u otra vaya más allá de los 500 metros.
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