martes, 28 de agosto de 2012

Senda Fluvial del Nansa

Retomamos las entradas tras las vacaciones con este sencillo recorrido por el curso bajo del río Nansa, muy cerca de su ría, acondicionado por el Ministerio de Medio Ambiente.
 
Dificultad: Baja
Orientación (sin GPS con track o cartografía): Muy fácil
Belleza: Normal
Tiempo: 3 horas y 40 minutos (14 kilómetros)

 
Situación.

Para acceder al punto de partida de la ruta debemos seguir la A-8 en dirección a Oviedo hasta que, pasado San Vicente de la Barquera, nos encontremos con el cruce indicativo de las cuevas del Soplao y Valle del Nansa. Tomaremos un par de kilómetros la antigua nacional y luego nos desviaremos por la Comarcal S-223, que remonta el río.
 
Tras apenas un par de kilómetros llegamos al pueblo de Muñorrodero. Atravesado su núcleo urbano, y justo a la altura del cartel indicador del fin de pueblo encontramos un cruce a la derecha (muy cercano a un vivero de plantas) y enseguida los carteles indicadores de inicio de la ruta.
 
Podemos dejar el coche en el entorno de la entrada del vivero o seguir las indicaciones hacia el aparcamiento, que se encuentra unos doscientos metros más adelante, junto a un parque y un campo de fútbol, en cuyo caso deberemos iniciar la ruta remontando este último tramo.

Puntos de Interés

Entorno fluvial del Nansa. Pequeños desfiladeros rocosos. Cascada de la parte final. Tramos en los que se discurre por puentes, plataformas y escaleras de madera.

Descripción de la Ruta
 
La señalización nos lleva a tomar la orilla izquierda del río, empezando por unas escaleras que nos permiten salvar un vallado ganadero. Tras unos 500 metros y en las cercanías de un meandro unas escaleras muy bien acondicionadas nos permiten tomar altura para solventar un tramo rocoso. Poco después entramos en un bosque de ribera dominado por grandes alisos y robles.
 
Antes de los dos kilómetros el paisaje se abre un poco y llegamos al primer punto en el que se nos ofrece un trazado para el caso de aguas bajas y otro para periodos en los que las márgenes del río pueden estar inundadas. En todo caso ambos senderos transcurre muy cerca uno del otro.
 
Durante el siguiente kilómetro seguiremos con el río a nuestra derecha mientras que a izquierda se suceden diversas plantaciones. Hacia el kilómetro 3 el sendero vuelve a verse dominado por el bosque de ribera, en donde además de los omnipresentes avellanos silvestre se observan alisos, robles, álamos, castaños… También observamos diverso equipamiento preparado para los pescadores: refugios, plataformas, cables…
 
Hacia el kilómetro 4 llegamos a una zona estrecha y rocosa que superamos gracias a unos estratégicos peldaños y escaleras de madera. En esta zona encontramos la entrada a la cueva del Rejo.
 
Tras un tramo algo más monótono volvemos a encontrarnos con la bifurcación entre el sendero para aguas bajas y el de aguas altas, siendo más recomendable el primero si es practicable. Unidos de nuevo las dos veredas nos queda ya poco para el final del recorrido.
 
Tomamos unos metros por un camino más ancho pero enseguida lo dejamos buscando la senda que sigue más cercana al río. Pasamos junto a un último refugio en una zona más despejada, descendemos por una zona rocosa ayudados por unos escalones de piedra y acabamos llegando al punto en el que el río de Suspino desemboca en el Nansa por medio de una bonita cascada.
 
Justo al lado encontramos la central hidroeléctrica de Trascudia. El sendero todavía remonta unos metros más hasta acabar junto al panel indicador y una pista asfaltada que conduce a Trascudia y Camijanes. El regreso lo hacemos por el mismo camino.
 
Comentarios
 
Ruta muy sencilla, ideal para toda la familia, salvo si acaso por algunos tramos que hemos de remontar por muy bien preparadas escaleras de piedra o madera y por una distancia relativamente larga.

Si deseamos hacerla en un único sentido indicar que la pista de servicio a la Central sale de la S-223 aproximadamente un kilómetro antes de llegar a Camijanes, atravesando el núcleo de Trascudia.
 
La señalización es también excelente (en el momento que yo realicé la ruta). En todo caso el río a nuestra derecha es la mejor referencia. Sólo deberemos prestar un mínimo de atención para no tomar caminos más anchos que se alejan del río.
 
Tenemos la posibilidad de empezar desde el mismo núcleo de Muñorrodero, por la calle que nace a la derecha, junto a la iglesia. Llegaremos junto a unos altos setos. Desde aquí podemos ir por una de los dos caminos peatonales que transitan a ambos lados del río y que confluyen junto a la zona deportiva que antes citamos. En este caso el recorrido se alargará aproximadamente un kilómetro más a la ida y otro a la vuelta.

Track de la ruta (pulsa en el círculo verde para más información)


Presentación con fotos de la Ruta

martes, 24 de julio de 2012

Ruta de senderismo: Valle de Aguayo

Antes del descanso estival os traigo una ruta recién salida del horno que transita por uno más de esos pequeños y semidesconocidos valles secundarios del interior de Cantabria. En la ruta de hoy recorreremos el valle de Aguayo, tributario del Alto Besaya, lugar de prados ganaderos, montañas herbosas y bosques caducifolios.

Dificultad: Media
Orientación (sin GPS con track o cartografía): difícil
Belleza: Alta
Tiempo y distancia: 3 horas y 45 minutos (15 kilómetros)
 
Situación
 
Desde Santander deberemos seguir la A67 hasta la salida de Pesquera/San Miguel de Aguayo. Siguiendo las indicaciones tomaremos la N-611 y poco después localizaremos la carretera que asciende hacia el Valle de Aguayo. Hacia el kilómetro 4 llegamos al pueblo de Santa María, donde dejamos el vehículo.
 
Puntos de interés
 
Hayedos. Prados ganaderos. Panorámicas de las montañas cercanas y del embalse de Alsa. Arquitectura popular.
 
Descripción de la ruta
 
El pueblo de Santa María tiene algunos elementos arquitectónicos de interés. Empezamos a caminar retrocediendo por la carretera. Al cabo de unos 300 metros encontramos un camino que nace hacia la derecha. La ruta original se interna por este camino durante algo más de un kilómetro, pero dado que se encuentra algo cerrado en algunos puntos es más recomendable continuar por la carretera.
 
Pasado algo más de un kilómetro llegamos a un punto algo más alto. La carretera empieza en este punto el largo descenso hacia el fondo del valle, pero nosotros localizamos hacia la izquierda el camino que se interna en la espesura del hayedo. Nos vemos inmersos en el mágico ambiente con la molestia del camino embarrado en muchos puntos. Trazamos algunas curvas casi sin desnivel. Pasado kilómetro y medio por este camino, a la altura de una curva a derecha y en un pequeño claro, buscamos una estaca indicadora del sendero de pequeño recorrido.

En este punto salimos del camino hacia nuestra izquierda. El sendero está casi desaparecido pero intentamos avanzar sin perder ni ganar altitud hasta dar con un vallado ganadero. Sin muchas dificultades deberíamos encontrar una escalerita que sirve para superarlo (en casi contrario subimos o bajamos un poco a lo largo del mismo) justo antes de un pequeño arroyo.
 
Escudriñando el sendero cruzamos el arroyo y seguimos paralelos al mismo en su descenso. Unos 400 metros después de haber cruzado la valla intentamos identificar (es un poco complicado) cómo un sendero desciende por la ladera izquierda y se incorpora hacia el nuestro. Si lo logramos tomamos este sendero en su ascenso que poco a poco va saliendo del bosque hasta unas grandes praderas de montaña.
 
Trazamos una amplia curva hacia la izquierda mientras que tenemos unas amplias vistas del alto valle del Besaya, con la autovía y los pueblos de Santiurde y Pesquera. A continuación vemos delante de nosotros un monte culminado por una torre de comunicación bordeado por un hayedo. Vamos ascendiendo hacia la falda izquierda del mismo existiendo la opción de seguir el sendero principal (que traza algunas curvas) u otro más directo.
 
Llegando ya a la falda nos encontramos con una nueva valla a la altura de una portilla. Al otro lado seguimos ascendiendo de manera mucho más suave. Llegamos a la altura de una nueva valla que se sitúa paralela a nuestro avance y luego encontramos otra por nuestra izquierda. El nuevo sendero serpentea entre prados y bosquetes y acaba derivando hacia un nuevo valle. Desde aquí ya se observa el pico Jano al norte (1290 mts) y el pico Otero al este (1250 mts), así como el embalse de Alsa.
 
A partir de aquí no descendemos de manera brusca sino que vamos bordeando al valle por un paisaje similar mientras que los bosques más espesos se sitúan por encima o por debajo de nosotros. Hacia el kilómetro seis el sendero se acaba transformando en un camino mucho más marcado que gira hacia el norte y sale a una zona con prados más extensos. Tras llanear un poco empezamos un fuerte descenso.
 
En un momento dado vemos a nuestra derecha y a un nivel bastante inferior el pueblo de San Miguel de Aguayo. Rechazando todos los cruces vamos terminamos girando en dirección al citado pueblo. Entramos en el mismo y buscamos la carretera que da acceso al mismo pero a la altura de una casa blanca tomamos un camino hacia la derecha. Entramos en un tramo del sendero GR-74 (pintura blanca y roja) que recorre la zona suroriental de Cantabria.
 
La pista asfaltada sale del pueblo y sigue durante un tramo paralela a la carretera, pero al otro lado del pequeño río Hirvienza. Casi sin ganar altura pasamos junto a un edificio moderno que probablemente forme parte de los servicios del embalse. Poco después encontramos un camino que se separa hacia la izquierda y acaba girando hacia el sudoeste. El paisaje por aquí es mucho más despejado y nos permite tener una perspectiva del recorrido de la primera parte de esta ruta.
 
Sin mayores novedades la pista llega al pueblo de Santa Olalla, que no es sino un barrio de Santa María. Llegamos a este pueblo por la carretera asfaltada.
 
Comentarios.
 
La ruta aquí descrita se corresponde con el sendero de pequeño recorrido PRS-31. La señalización es casi inexistente y necesita una actualización. Es una pena porque el tramo del hayedo, que es el más bonito, lo empleamos tratando de no perder el sentido correcto. Por lo demás esta ruta es muy bonita y bastante sencilla. Desde Santa María de Aguayo se puede afrontar el ascenso al Pico Jano aunque tal vez sea más interesante hacerlo desde Bárcena de Pie de Concha.
 
La humedad, los senderos estrechos y la abundancia de ganado hacen que los tramos embarrados sean frecuentes. Deberemos tener en cuenta esto a la hora de escoger el calzado correcto.

Track de la ruta



Presentación con fotos de la ruta.

 

martes, 17 de julio de 2012

Ruta de senderismo: Cascadas de Lamiña

Ruta muy sencilla en un sorprendente paraje de cascadas en un valle secundario del municipio de Ruente.

Dificultad: Media
Orientación (sin GPS con track o cartografía): fácil
Belleza: Alta
Tiempo y distancia: 2 horas y 45 minutos (9 kilómetros)


Situación

Desde Santander deberemos seguir la A67 y la A8 en dirección a Oviedo. Dejamos la autovía en la salida de la Autovía y tomamos la nacional unos metros hasta el acceso a Virgen de la Peña. Seguimos esta carretera por el municipio de Mazcuerras hasta la hoz de Santa Lucía que nos acerca al municipio de Ruente. Pasado Ruente el primer pueblo es Barcenillas. Tomamos la calle a la izquierda justo antes de cruzar un arroyo y la carretera de acceso a Lamiña; y dejamos el coche en una zona algo más ancha a modo de aparcamiento.

Puntos de interés

Pueblo de Barcenillas. Praderías. Cascadas de Lamiña.

Descripción de la ruta.

Avanzamos dejando el río a la derecha hasta alcanzar un panel explicativo de la ruta de los Foramontanos y otro relativo a nuestra ruta. Seguimos el ancho camino que aquí nace y que empieza a discurrir entre muretes de piedra. En todo caso al pricipio o al final de la caminata merece la pena decicar unos minutos a recorrer el pequeño pueblo de Barcenillas, plagado de casas montañesas.

Pasados unos 500 metros ignoramos una señal en dirección a Lamiña y continuamos por el camino. Ascendemos muy suavemente acompañados de árboles de ribera (especialmente avellanos y castaños), prados y el cantarín río que cruzamos en varias ocasiones. Podemos asomarnos al mismo para hacernos a una idea del agua que llevarán las cascadas.

Así seguimos por esta parte del trayecto un tanto monótona. Vemos como las laderas alternan zonas despejadas, pinares de repoblación, eucaliptos y robles. Llegados al tercer kilómetro encontramos una bifurcación y tomamos la pista de la izquierda (la otra es el acceso desde Lamiña).

A continuación nos encontramos con un prado de mayor tamaño en el que se encuentra una cabaña. Cruzamos el río y afrontamos una subida más empinada que bordea un pinar. Afortunadamente la rampa es corta pues pronto nos encontramos con una portilla canadiense y la señal que nos orienta por el sendero que hacia la derecha se interna entre los árboles.

Bajamos hasta el borde del río, que cruzamos a continuación andando de piedra en piedra. Seguimos una senda por el otro lado del río unas docenas de metros hasta que volvemos a acercarnos al mismo ya en la zona de las cascadas. Un puente sirve para cruzar el río, si bien en el momento de realización de la ruta (julio de 2011) se encontraba en malas condiciones.

Al otro lado del río nos encontramos la unión del arroyo Barcenillas con el Moscadorio. En ambos encontramos dos interesantes cascadas. Las sendas nos permiten acercarnos a ambas, tanto desde la parte inferior, como desde la superior. Remontado unos metros cualquiera de los arroyos podemos ver alguna cascada más. Una vez terminada la exploración nos situamos en la parte superior de la cascada más alta avanzamos unos metros y seguimos las señales que nos indican que hemos de vadear el río y subir por la ladera opuesta.

Tras unos pocos metros alcanzamos un antiguo y poco marcado camino que discurre junto a vallas de piedra. Lo seguimos hacia la izquierda y empezamos a descender entre esbeltos robles y castaños. En unos minutos alcanzamos la marcada pista de tierra que en unas pocas revueltas alcanza el paso canadiense antes mencionado. Desde aquí nos quedan desandar los 3 kilómetros y medio que nos separan de Barcenilla.

Comentarios.

La ruta descrita se corresponde con el sendero SL-R3 diseñado por el Ayuntamiento de Ruente. La señalización es correcta y además salvo en el tramo de las cascadas no hay complicación alguna. Podemos avanzar con el coche los primeros kilómetros del camino o salir del pueblo de Lamiña, opciones ambas que acortan el trecho.

El trayecto es sencillo, con escasa pendiente, salvo en el tramo de las cascadas en donde deberemos prestar atención en el cruce de los ríos y en la aproximación a las cascadas. En este sentido, la ruta se podrá alargar o acortar en función de que queramos alargar la exploración de los diferentes rincones. Según me han comunicado el puente que yo vi estropeado ha sido arreglado en el verano de 2012.

La ruta se hizo en verano de 2011 (hace casi exactamente un año) pero después de un día de fuertes tormentas. Desconozco cómo estarán las cascadas después de un estío prolongado. Disponemos de una fuente en el primer kilómetro de la ruta.

Track de la ruta:


Presentación con fotos de la ruta:

 
 

martes, 10 de julio de 2012

Ruta de senderismo: El Monte Tejas

A escasos kilómetros de la industrializada villa de Corrales de Buelna se conserva el sorprendente paisaje del monte Teja: un bello bosque de robles y hayas a poco más de 200 metros de altitud. Pasamos además junto a la cueva de Hornos de la Peña, declarada Patrimonio de la Humanidad por su arte rupestre.
 
Dificultad: Baja
Orientación (sin GPS con track o cartografía): fácil
Belleza: Alta
Tiempo: 2,5 horas (10 kilómetros)
 
Situación
 
Desde Santander deberemos seguir la A67 hasta la salida de Barros. En este punto tomamos dos rotondas buscando la nueva carretera en dirección Puente Viesgo. Pasado el puente tirantado sobre el Besaya tomamos la carretera a la derecha que nos conduce a San Felices de Buelna. Recorremos unos kilómetros hasta la carretera principal de dicho municipio. Una vez en la misma giramos a la derecha y unos quinientos metros más adelante a la izquierda, en dirección a Tarriba. Llegamos a este pueblo dejamos atrás un palacio montañés. Encontramos a continuación sendas plazoletas donde dejar el coche.
 
Puntos de interés.
 
Núcleo de Tarriba. Entorno rural. Bosque de Monte Teja.
 
Descripción de la ruta.
 
Tarriba es un pueblo que aún conserva buenos ejemplos de arquitectura tradicional, mezclados con construcciones más modernas y funcionales. En la segunda plazoleta encontramos un panel explicativo de la ruta y seguimos la calle con el panel indicador de la cueva de Hornos de la Peña. Empezamos a ascender y al poco abandonamos el pueblo. Inmediatamente llegamos a un cruce en el que seguiremos la pista asfaltada (por el otro camino regresaremos al final de la ruta).
 
Seguimos ascendiendo un poco más mientras que a nuestra espalda podemos ver el pueblo de Tarriba y el valle de Buelna. Pronto llegamos a un pequeño collado y descendemos a un nuevo valle. Ignoramos una carretera que se abre a la derecha y continuamos por un recorrido prácticamente llano. Antes de los dos kilómetros de recorrido encontramos el panel explicativo y el sendero que hacia la izquierda conduce a la cueva de Hornos de la Peña. Podemos ascender por el mismo lo que implicará cierto esfuerzo para salvar los 250 metros y varios zig-zags que nos llevan hasta la entrada. Desde aquí tenemos una primera vista panorámica del monte Tejas y sus boscosas laderas.
 
Bajamos de nuevo a la pista asfaltada que en breves momentos se trasforma en en ancho camino. Paulatinamente el valle se va encajonando y el arbolado va haciéndose más presente, inicialmente en forma de vegetación de ribera. Muy pronto llegamos a un área de esparcimiento y cruzamos por primera vez el arroyo Tejas. Pasado el puente ignoramos un camino secundario y entramos en la parte más interesante del recorrido. En el bello bosque el roble es árbol predominante, aunque se encuentran incluso hayas a poco más de 200 metros de altitud.
 
Pasado el kilómetro 3 llegamos a un cruce en el que seguiremos la pista izquierda, para cruzar a continuación de nuevo el arroyo. No mucho después, y tras superar una zona algo más despejada, llegamos a un nuevo área de descanso, en el que se encuentra un pequeño refugio. A todo esto vamos ascendiendo poco a poco. Disfrutando del sorprendente bosque llegamos en el kilómetro 5 y junto a un gran haya, (altitud 280 metros, habiendo partido a poco más de 100) a una amplia curva a la izquierda en la cruzamos por última vez el arroyo.

Desde aquí afrontaremos la parte principal de la ascensión, en todo caso llevadera. Al cabo de un kilómetro la pendiente se suaviza de forma evidente, junto a unos buenos ejemplares de haya. Al poco llegamos a una fuente con pilón y giramos primero a izquierda y luego a la derecha. Desde este punto podemos apreciar algo mejor el desarrollo del bosque, y nos quedamos con pesar de no haber continuado arroyo arriba. El siguiente tramo es más bien despejado. Se alternan prados bien mantenidos con otros abandonados, y las poco agradables plantaciones de eucaliptos. Se alternan suaves ascensos y descensos.

En el kilómetro siete y coincidiendo prácticamente con el punto más alto del recorrido (360 m) llegamos a una bifurcación en el que tomamos el camino de la izquierda, dejando el otro que continúa ascendiendo. El nuevo camino, también bastante marcado, nos ofrece una amplia panorámica de la parte sur del macizo del Dobra. Dejamos a los lados algunas cabañas y prados y un depósito de aguas. Un poco más adelante se empieza a girar hacia la izquierda y el camino se trasforma en una pista asfaltada. En unos minutos observamos de nuevo el valle de Buelna, bastante por debajo de nosotros.

A partir de aquí el asfalto se transforma en pista cementada, más adecuada a la fuerte pendiente descendente que viene a continuación. Seguimos esta última en el aproximadamente kilómetro y medio que nos resta hasta Tarriba. En los últimos metros nos encontramos con una bifurcación (ambas opciones están cementadas) en la que deberemos ir por la derecha (la de la izquierda es también válida, aunque nos obliga a andar algunos metros más). En unos momentos llegamos a Tarriba.

Comentarios.

La ruta descrita se corresponde con el sendero de pequeño recorrido PR-S-47 y se realizó hace exactamente un año. La señalización que se conserva es muy reducida, pero la orientación es muy sencilla al seguir prácticamente en todo momento el camino más marcado. Podemos tomar agua en Tarriba.

Por sus condiciones el recorrido es muy adecuado para la bicicleta de montaña. Solamente deberemos prestar mayor atención en el descenso final; pues el camino tiene varios canales para la evacuación de agua que pueden resultar peligrosos si se toman a mucha velocidad.

El arte rupestre de la cueva de Hornos de la Peña fue declarado patrimonio de la humanidad hace unos pocos años juntos con otras cuevas de la zona. Debido a su fragilidad las visitas a la misma se realizan sólo mediante cita previa.

Track de la ruta:


Presentación con fotos de la ruta:


martes, 3 de julio de 2012

Ruta de Senderismo: Monte Endino

Una ruta sin excesivas dificultades que transita por la divisoria entre Valdeolea y Campoo, con amplias vistas sobre ambos valles y comarcas cercanas.
 
Dificultad: Media
Orientación (sin GPS con track o cartografía): fácil
Belleza: Media
Tiempo: 4 horas (15 kilómetros)

 
Situación

Tomamos la A67 hasta algo más delante de Reinosa, donde tenemos la salida con la indicación de Matamorosa. Tras avanzar unos kilómetros por la carretera nacional buscamos el inicio de la carretera regional que tras pasar por Villaescusa asciende el alto del Bardal. Al poco de iniciar el descenso llegamos al pueblo de Olea. A la altura de las primeras casas buscamos una calle hacia la izquierda que nos lleva hasta la iglesia románica de san Miguel.

Puntos de interés

Iglesias románicas de San Miguel y San Martín de Hoyos. Torre de San Martín de Hoyos. Vistas sobre Valdeolea, Campoo, Alto Campoo y comarcas cercanas.

Descripción de la ruta

Olea, situado a unos 1000 metros de altitud, se encuentra en la misma falda del monte Endino, el cual vemos a nuestro lado, cubierto por estrato arbustivo y una zona de robledal. Tras contemplar unos instantes el templo románico empezamos a caminar por el camino que nace desde su ábside. Unos metros después encontramos el cartel explicativo de la ruta.

Tras descender un poco llegamos a una pequeña vaguada. Aquí localizamos el camino algo desdibujado que asciende hacia la izquierda. Prestamos atención para no perder el trazado de las roderas y al poco ya vemos en la lejanía la torre de San Martín de Hoyos, que nos servirá como referencia en estos primeros kilómetros. Desde aquí tenemos unas buenas vistas del bello y tranquilo valle de Valdeolea, de formas suaves en las que se alternan bosquetes y prados.

Al cabo de unos dos kilómetros el camino termina en una portilla ganadera y a continuación se convierte en una pista de tierra y piedras mucho más marcada. Trazamos una suave curva hacia la izquierda y ascendemos hasta llegar al borde mismo de la torre medieval del siglo XV. La ausencia de ventanas y almenas le da un aspecto macizo y pesado.

Para continuar tomamos la pista asfaltada que comunica la torre con el cercano pueblo de San Martin de Hoyos. Atravesamos este pueblo contemplando su iglesia románica y algunas de sus interesantes casas tradicionales. Seguimos por la carretera que da servicio al pueblo destino la carretera comarcal que antes recorrimos con el coche. En realidad estamos ya en la cuerda de la línea de montañas que desciende paulatinamente desde Alto Campoo. Son unos dos kilómetros.


Alcanzamos la carretera muy cerca del alto del Bardal. Pasamos al otro lado con precaución, giramos hacia la derecha y caminamos unos cien metros por la misma (pasando justo por el propio alto). Al poco descubrimos un camino que nace hacia la izquierda y que será el que nos llevará hasta la cumbre. Aunque el desnivel es claro, en ningún momento no se llega a hacer demasiado duro. Son unos seis kilómetros de la carretera a la cumbre.

El primer tramo aparece dominado por prados semiabandonados que han sido ocupados por los característicos arbustos espinosos, pero poco a poco vamos observando esbeltos robles que acaban formando un bosquete. Hacia la cota 1300 superamos una portilla ganadera y al poco tenemos hacia nuestra derecha las primeras vistas sobre Campoo. A nuestros pies tenemos un hayedo que no llegamos a apreciar en su magnitud, pero si que observamos mejor la localidad de Reinosa y el embalse del Ebro; más allá tenemos Alto Campoo, pero lo veremos mejor más adelante.


A partir de aquí la pendiente se suaviza y poco después observamos ya el Monte Endino. Coincidiendo aproximadamente con el final del tramo boscoso llegamos a un marcado cruce. Por la izquierda será por donde terminemos la ruta pero ahora seguimos ascendiendo hacia la derecha. Ascendemos por una pradera de montaña y tras un duro pero corto repecho llegamos a una primera cima marcada por un vértice geodésico a casi 1500 metros, pero aún hemos descender un poco y con un poco de esfuerzo llegar ahora sí al monte Endino a 1550 metros.

Las vistas del Endino se extienden a todo el circo de sierras que forman Alto Campoo y parte de la Montaña Palentina. En la lejanía se observa perfectamente el perfil de Peña Amaya. Tras el merecido descanso descendemos el tramo hasta el cruce anterior y tomamos el camino que desciende vertiginosamente por la despejada ladera sur (son 400 metros en menos de 3 kilómetros).

Tras un par de revueltas observamos ya bajo nosotros el pueblo de Olea. Entramos en el pueblo por su centro si bien este es un barrio separado de aquel en el que iniciamos el recorrido. Tras dejar algunas casas atrás llegamos a la carretera principal del valle, que hemos de remontar unos centenares de metros hasta la zona donde dejamos nuestro vehículo.

Comentarios.

La ruta descrita se corresponde con el sendero local SLS 30. La señalización es buena y además en en este caso apenas hay puntos de posible confusión. Pese a un desnivel de cierta entidad, se hace bastante llevadera. Quien esté interesado en hacer cumbre puede evitar el rodeo por San Martín de Hoyos caminando directamente por la carretera regional hasta el Alto del Bardal.

Track de la ruta (pulsa en el círculo verde para más información)




Vídeo con las vistas desde Monte Endino

Presentación de fotos del recorrido.

martes, 26 de junio de 2012

Ruta de senderismo: Sobrepeña-Lorilla

El cada vez más boscoso municipio de Valderredible se ve cerrado por el sur por los cortados de la Lora, los que a su vez marcan su límite con la provincia burgalesa. Justo en este punto la peculiar orientación de estas laderas permite la existencia de una estrecha franja de hayedo, que contrasta con la horizontalidad del paisaje unos metros más arriba. En esta ruta, realizada hace casi un año, trazaremos un pequeño recorrido entre el valle y el páramo, en busca del emblemático lugar de Lorilla, ya en la provincia de Burgos.

Dificultad: Baja
Orientación (sin GPS con track o cartografía): fácil
Belleza: Normal
Tiempo: 3 horas (11 kilómetros)



Situación

Desde Santander deberemos seguir la A67 hasta el puerto de Pozazal. Aquí tomaremos la carretera que nos lleva a la capital de Valderredible, Polientes. Tan sólo unos kilómetros antes de este pueblo encontramos el cruce a mano derecha que nos lleva Sobrepeña. Desde Burgos la mejor opción puede ser seguir la N-623 hasta san Felices del Rudrón. Desde aquí tomamos la carretera que asciende hasta Sargentes de la Lora. Pasado este pueblo encontramos la pista que hacia la derecha conduce hacia Valderredible, muy cerca de Polientes. Desde Polientes sólo hemos de remontar el río unos kilómetros más hasta el cruce de Sobrepeña.

Soprepeña tiene el nombre bien ganado pues se encuentra sobre un peñasco que de eleva unas docenas de metros sobre el cauce del río Ebro. El recorrido empieza en el punto en el que la pista de acceso al pueblo llega a las primeras casas, en donde existe un panel explicativo.

Puntos de interés.

Arquitectura rural de Sobrepeña. Iglesia románica de Montecillo. Vistas desde Soprepeña y desde los cortados de la Lora. Hayedo. Pueblo abandonado de Lorilla.

Descripción de la ruta.

Desde el punto indicado (760 mts) tomamos la calle que hacia la derecha señala hacia los cortados de la Lora. En unos instantes abandonamos el pueblo junto a una fuente con pilón. Avanzamos por una pista asfaltada en muy mal estado que comunica Sobrepeña con Montecillo y Soprenilla. Unos cien metros más adelante observamos un camino a la derecha por el que regresaremos al final de la ruta.

Pasado el medio kilómetro la carretera gira a la derecha y deja de ascender, pero justo en este punto nace un camino que sigue remontado la ladera (altitud 800 mts). Alcanzado el kilómetro superamos una portilla y seguimos por el camino principal hacia la izquierda ignorando otra pista que sigue hacia la derecha. Poco después ignoraremos otra pista que sigue hacia la derecha. En este tramo avanzamos por un bosque de robles no demasiado cerrado que nos permite disfrutar de perspectivas cada vez más amplias de la parte oriental del valle.

En el kilómetro 1,5 (890 mts) dejamos el camino principal para tomar otro parcialmente cubierto de hierba, hacia la derecha. Ascendemos ahora con vistas hacia la parte occidental del valle. No mucho después encontramos las primeras hayas.

Ya en pleno hayedo llegamos al kilómetro 2 (960 metros) en donde el camino traza su segundo giro. Enseguida cruzaremos un camino más ancho y seguiremos sin cambiar de dirección. En el hayedo se observan algunos ejemplares de buen porte, pero la mayoría de los árboles son finos y esbeltos, lo que parece signo de la juventud del bosque.

En el kilómetro 2,5 (1020 m) llegamos al tercero y último cambio de dirección durante el ascenso. Desde aquí ya se observa el fin del hayedo y el portillo que marca el fin del ascenso, punto que alcanzamos en unos instantes. Salvamos la portilla que se encuentra en pleno portillo y disfrutamos de las amplias vistas que tenemos desde este punto. Hacia el sur el paisaje desolado y seco de La Lora que contrasta con las cercanas hayas. La cuenca de Valderredible cerrada por Valcabado al oeste y Peña Camesía al este. El valle cubierto en su gran mayoría por bosques de roble, salpicado de numerosos pueblos y con el río Ebro en el fondo.

Justo junto al portillo encontramos los restos de unas trincheras de la guerra civil. No en vano esta zona fue durante bastante meses frente de la guerra fraticida (ver http://tierrasdeburgos.blogspot.com.es/2010/12/paisaje-de-una-guerra-vi-el-frente-de.html). Para continuar tomaremos un camino que, hacia el oeste, transita a unos metros del cortado, pero paralelo al mismo, en dirección a un parque eólico.


La aridez del terreno se ve compensada por algunos cultivos de girasol, alfalfa o patatas. En el fondo se puede distinguir el inconfundible perfil de Peña Amaya. Sin mayor novedad llegamos al cabo de 4 kilómetros de recorrido total a una señal que nos indica el camino por el que, hacia la derecha, emprenderemos el regreso. Pero ahora continuamos de frente en dirección a las ruinas del Pueblo de Lorilla, que ya se observa no muy lejos justo en el borde de la Lora.

Alcanzamos Lorilla en el kilómetro 5,7 del recorrido. Este abandonado pueblo sorprende por su inhóspita ubicación y por su trágica historia asociada a la guerra civil (ver http://tierrasdeburgos.blogspot.com.es/2009/06/regreso-los-pueblos-del-silencio_25.html).

Emprendemos el regreso hasta el camino indicado, que tomaremos salvando un pastor eléctrico. A partir de aquí se emprende un empinado descenso por el hayedo que nos conduce con rapidez hasta el pueblo de Montecillo, que aparece a nuestros pies.

Alcanzamos Montecillo en el kilómetro 8,7. En este casi despoblado pueblo podemos contemplar una sencilla iglesia románica. Para continuar tomamos la pista asfaltada que nace hacia el este, y que en realidad es la que misma que pisamos en el inicio del recorrido. Pero en lugar de seguir hasta Sobrepeña por la misma la dejamos pasados unos 200 metros, junto a una nave ganadera, por una senda no excesivamente marcada que nace a su derecha.

Salvamos inmediatamente un pastor eléctrico y seguimos por esta vereda, antiguo camino en algunos puntos con bastante vegetación, que va descendiendo entre semiabandonados prados. Pasados unos 400 metros, y superado de nuevo el pastor eléctrico, llegamos a un camino más ancho que cruza transversalmente. Nosotros seguimos de frente por un camino ahora mucho mejor definido. 400 metros más adelante llegamos a otro marcado camino que ahora sí, tomamos hacia la derecha.

Avanzamos por este camino, que coincide en este tramo con el recorrido del GR 99, gran sendero del Ebro. En alrededor de un km llegamos al cruce que mencionamos al principio de esta descripción, y en unos instantes de nuevo a Sobrepeña.

Comentarios.

El recorrido descrito se corresponde con el sendero de pequeño recorrido PRS-38. En la fecha de realización del recorrido (julio de 2011), la señalización es muy buena. Además existen pocos puntos conflictivos que puedan conducir a la desorientación.

De acuerdo con la cartografía, existe un sendero que desciende directamente desde Lorilla hasta Sobrepenilla. Tomando luego la pista que conduce hacia Montecillo podríamos evitar el tramo de regreso por el mismo camino pero desconozco el estado actual de tal sendero.

En Sobrepeña disponemos de la fuente con pilón citada anteriormente. Merece la pena dedicar unos minutos antes o después de la ruta, a recorrer las calles de este pueblo que aún conservan rincones de interés. Destaca el entorno de la iglesia, que se asoma cual balcón sobre el Ebro, y que puede resultar un punto muy adecuado para el refrigerio acabada la jornada.

Track de la ruta (pulsa en el círculo verde para más información)


Presentación de fotos de la ruta.

martes, 19 de junio de 2012

Fuentes Populares en Cantabria


Siempre me ha llamado la atención el apego que tienen muchos cántabros a las fuentes populares o tradicionales que existen en algunos lugares. No estoy hablando de ponerlas bonitas o de echar un trago siempre que hay ocasión, no, que eso nos gusta a todos y a mí el primero. Hablo de ir con el coche abarrotado de garrafas para llenarlas en la fuente con supuestas propiedades medicinales y negarse a utilizar el agua del grifo.

Y eso que, pensándolo un poco científicamente, estas fuentes no tienen control sanitario y aguas arriba se encuentra muchas veces una explotación ganadera, si no algo peor. Por ejemplo la fuente que muestro en la imagen, situada entre Vargas y Puente Viesgo, no tiene un aspecto muy alentador, y sin embargo raro es el momento del día que no veamos un coche aparcado listo para transportar el preciado líquido.

Pero como digo muchos cántabros prefieren aferrarse a sus tradiciones antes que fiarse de informes técnicos (Un actitud muy de aquí). Este es el caso de un barrio del pueblo de Viérnoles, que tanto se han empeñado que han conseguido que se trate el agua del manantial en lugar de ser conectados a la red general.